Asesinos de abejas : Verdad, Bondad y Belleza

miércoles, 18 de abril de 2007

Asesinos de abejas

Como las empresas de telefonía móvil no tenían bastante con subirnos las tarifas, ahora nos encarecen también la miel. El otro día me soplaron ocho euros por comprar la miel de romero que me recomienda mi churri. A principios de año, en esa misma tienda, me cobraron un euro menos. No, si al final va a ser cierto lo de que todos los tenderos son unos ladrones. Te cuento todo esto porque, según un estudio que se acaba de publicar, las ondas de telefonía móvil pueden estar extinguiendo a las abejas en todo el mundo. Al parecer las radiaciones interfieren en su sistema de navegación. Y nosotros que nos creíamos tan vanguardistas, y resulta que las cabronas vienen de serie con GPS incorporado, por lo que nunca les hizo falta comprarse uno en el Mediamarket ni estudiar geografía. Al menos hasta ahora.

Pero aunque el ser humano occidental se ha convertido en el gran exterminador de la madre naturaleza nosotros, comparados con las abejas asesinas africanas, no valemos más que un real, que cantaría la Saritísima. Ellas se reproducen el doble que sus homólogas europeas, son más rápidas, pequeñas y hasta dan golpes de estado. En cambio el hombre occidental a los treinta ya está enviagrado, sin dopar seguiría en las marcas de cuando Mariano Haro, pero como es cada vez más alto juega en la NBA aunque no se atreva ni a toser a su suegra. Para que luego digan que somos el ser vivo más evolucionado. Cómo seríamos si no lo fuésemos. Si ya no resistimos ni la comparación con las abejas, nuestra especie puede ir echando el cierre, pero antes nos tomamos la penúltima.

Nosotros, seres humanos envidiosos y megalómanos como ningún otro animal, tendemos a destruir todo cuanto nos haga sombra, aunque mida pocos centímetros y por muy dulce que pueda llegar a ser. Si bien es cierto que desconozco si realmente la extinción de estos insectos se deberá a las radiaciones de la telefonía móvil, o tal vez a los fertilizantes y las fumigaciones, pues algunos estudios apuntan también en esta dirección, no puedo por menos que pedir que las tratemos con más respeto. Porque la España neoliberal y sus súbditos, lo creas o no, tenemos en común con ellas más de lo que nos gustaría admitir. La inmensa mayoría son las explotadas obreras, y claro, son las que menos duran y no pueden ni procrear. Los zánganos son aniquilados tras haber sido usados para la fecundación. Y hay una única reina, que tras la maternidad reina sin dar un palo al agua. Viva la república.

Si hipotéticamente también existiera entre ellas un cuarto grupo, el benemérito, me imagino que las abejas acabarían perdiendo los puntos del carné sin darse cuenta, se lo juro, agente. Y es que entre las radiaciones y las fumigaciones, el colocón que llevarán encima puede ser antológico. Cómo les va a funcionar su GPS natural, si no sabrán ni decir en qué colmena viven. Si a esto le añadimos lo alto que tienen el azúcar, creo que sobran razones objetivas para que les hayan retirado el permiso de conducir. Desde aquí me gustaría hacer un sentido llamamiento ecologista a Movistar, Vodafone y Orange, para que de una vez tomen medidas urgentes. Ya que no queréis bajarnos las tarifas, al menos permitid que yo me pueda comprar más barata la miel.

2 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

No está del todo reconocido que las ondas de la telefonía móvil interfieran en la vida de las abejas, pero puede aproximarse. Han hecho bastantes estudios urgentes dado lo preocupante de la situación, otro motivo más para añadir a la aniquilación de los ecosistemas del planeta. No es definitivo todavía, pero sí muy plausible que sea ese el motivo de que millones de abejas estén extinguiéndose, pero lo que sí es cierto es la aberración del ser humano exterminando todo lo que se le pone a su paso. Le benefie o no, ese es otro cantar. Para eso se supone que hay alguna mente pensante que se estruja el cerebro. Sólo se supone.
Profesor Sibelius

Anónimo dijo...

Otro caso más de exterminar todo lo que se nos pone por delante. Hemos exterminado hasta el aire que respiramos. A este paso, no nos va a quedar nada, sólo nuestra propia inmudicia y pobreza. Así es es el ser humano. TANA